domingo, 22 de febrero de 2009

Solidaridad

Misiles a medianoche. Un niño llora. Su madre yace bajo una viga. Messi marca su tercer gol. La gente grita. Gasol encesta su novena canasta. Obama duerme. El día dos de enero recibo un mail: "Quisiera pedirle que aproveche la ocasión de dirigirse a un público para expresar solidaridad con el pueblo palestino y condena de los ataques genocidas de Israel". Y quien lo manda se queda tan tranquilo. Así creemos expiar nuestros remordimientos de conciencia. De nada sirve. Siempre actuamos a destiempo. Y casi siempre, en vano.

Misiles en la madrugada. Años reventando la voz de los palestinos. Israel, Estados Unidos ¿qué más da? Tanto monta, monta tanto. El Barça gana la eliminatoria. Los Lakers apuntan al anillo. Multitudinaria manifestación en solidaridad con el pueblo palestino. Los telediarios siguen la carnaza informativa: es universal la indiferencia que provocan las noticias. Estamos totalmente deshumanizados. En pleno siglo XXI. Religión y Estado. Estado y Religión. Peligroso envite cuando los árbitros están comprados. Todos los días son iguales. Recuerdo un puente hacia Palestina. Hoy roto por las bombas. Mañana nos levantaremos temprano. El día esconde un extraño silencio entre los huesos. Frío en la medianoche.

Calderón dimite del Real Madrid. Eso es lo importante. Los restos de dos futbolistas de la selección palestina de fútbol aparecen bajo los escombros. Un árbitro que no pita dos penaltis. Portada en los periódicos. Mientras tanto, nadie mete en la nevera a Naciones Unidas por su comportamiento en el enfrentamiento bélico. Obama despierta. Rudy será el primer europeo en participar en un concurso de mates en el All Star. ¿Israel es la vergüenza de Occidente? ¿Israel y los métodos nazis? Israel es el disfraz, solamente el disfraz. Que nadie se engañe. El mundo se moviliza, dicen. Dolor y rabia: respuesta estéril. Hoy Gaza. En breve, el Líbano. La asamblea de la OTAN. Amnistía Internacional. Eso es, amnistía. Estamos tan vacíos por dentro que un día reventaremos de nada. No me cabe la menor duda. Inmersos en pleno siglo XXI. Seguimos en tiempos prehistóricos.

Córdoba. Hoy el sol luce enérgico. El fin de semana pasado ganamos al Zaragoza. Ahora toca perder en Murcia. Cuestión de estadística. Como todo en la vida. Las nubes parecen estar pegadas a una cartulina. Mientras la tristeza es una hilera de silencio del que brotan vacíos, el surco permanece en la tierra: la herida: Palestina. En breve. Antes de lo que creemos, se nos volverá a llenar la boca de solidaridad. Al tiempo.