domingo, 20 de julio de 2008

Jugar a médicos y médicas

Feminismo: Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres. Masculinismo: No existe, pero debiera significar: Movimiento que exige para los hombres iguales derechos que para las mujeres. Realmente todo debiera reducirse al término igualdad: principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos. Fragmentar la igualdad es un error sociológico. Divide y vencerás.

He presenciado varias conferencias sobre violencia de género. Al mismo tiempo he estado presente en charlas de hombres para la igualdad. Desconfío de la partición del todo, más aún si ese todo se llama violencia de género. La violencia machista, a mi entender, no existe. Sí el asesinato de mujeres a manos de hombres. Reducir el problema a machismo o hembrismo es un craso error. La conciencia colectiva ha de llevarse a cabo desde la colectivización del problema. Debo ser de una generación distinta. He crecido con Heidi, Candy-Candy y Juana Hasuki. Mis sobrinos crecen con Dora Exploradora. La ciudad en la que vivo está regida por una alcaldesa. El gobierno que hemos votado está codirigido por una vicepresidenta. Conozco a más profesoras que profesores, por no decir que en mi carrera el setenta por ciento del alumnado son mujeres. Mi pareja es ingeniera industrial, algo impensable hace treinta años. Mi generación debe ser distinta o mi entorno debe ser anormal. Lo dudo. Los discursos sectarios son peligrosos. Del mismo modo que no entiendo la existencia del día del orgullo gay, pues creo que realmente hace flaco favor a la población homosexual. De la misma manera que no comulgo con el día de la mujer en las peñas: machismo puro y duro. Como bien sabemos, todo se reduce a un problema educativo. Si bien, y ustedes me podrán corregir, todo aquel que mata es un asesino, ya sea a un hombre o a una mujer, a un niño o a una niña. El problema de la violencia de género hay que atajarlo desde el propio discurso. Hay que homogeneizar la situación. Buscar soluciones entre hombres y mujeres. No entiendo de términos antagónicos como el de discriminación positiva. Sí creo en la igualdad. Todo discurso que se aleje de la misma es peligroso. Queda camino por recorrer, pero ese camino ha de recorrerse cogidos de la mano hombres y mujeres. De lo contrario será en vano. Como también resulta en vano buscar fuera de la ciudad y prescindir de profesionales cordobeses que llevan mucho tiempo dedicando su vida a la igualdad. Pero nadie denuncia esta discriminación. Curioso cuanto menos.

2 comentarios:

Ana Lopez Acosta dijo...

Muy bueno, Nacho, acuerdo con vos, diría que estaría bueno, mas que coincidir desde la igualdad poder soportar, y enriquecerse de las diferencias - cosa que viene siendo bien dificil- y que esas diferencias, lejos de ser paredes puedan ser puentes....(Te acordás de "paredes y puentes" de John Lennon? con eso también hemos crecido). Lo que mencionás como el día del orgullo gay lo veo como una muestra de autodiscriminación, tal vez reflejo especular de la sociedad que margina, tal vez el germen de la discriminación que tenemos dentro y que debemos "trabajar" para lograr constituir una sociedad que nos ampare a todos.
Cariños desde el sur.

Unknown dijo...

Perdon... ¿he leido "médicos y médicas"? El sustantivo "médica" no existe. Es como si dijera , "dentisto", "persono" o "víctimo".
Yo también soy feministo, pero no soy idioto y sé hablar con propiedad