domingo, 26 de abril de 2009

Descampados

Tras la calma llega la tormenta. Sí. Ya estamos en mes cosmopoético. Las últimas, o primeras, lluvias. Todo un mundo de poetas, de nuevo, en Córdoba. Llegó el tiempo de negar, otra vez, el aura de magnificencia de los versadores, el mito de la literatura elitista, que otros dirán marginal. Hacer del poeta la persona común, concreta y contable que es, más allá del hombre propio y su individualidad. Dejar la filigrana del crack de la cancha de fútbol para dar paso a las patadas de un central que bien podría ser la poesía. No, el mundo no se reduce a un balón, no solo a un balón. Hoy en día disfrutamos de versos a patadas, en nuestra ciudad hay un poeta por cada metro cuadrado, así lo refleja el censo de poemarios que circulan por internet. Qué difícil es escribir un buen poemario. Creo que no existe el buen poemario. Empezar un poemario por "no dicen" es un peligro al que se expone cualquier autor. No dicen las lenguas abisales que el mar lo inundará todo. Esto no es un ensayo, tranquilidad.

Cuando a las seis de la mañana suena el reloj, en lo último que una persona piensa es en poesía. Corre aprisa hacia el baño, se lava la cara, o bien se ducha, se viste, y corre a tomarse un café. Después de todo eso, se apresura al baño y hace de tripas, no de corazón. Luego, baja las escaleras y se dirige rauda y veloz hacia su centro de trabajo. En ese intervalo de tiempo le ha dado tiempo a pensar cómo quedará su equipo de fútbol en las semifinales de champion, qué es lo que comerá a mediodía, cómo escaparse, antes, del trabajo y quién será su compañera de noche. Cada mujer que ha probado su cama tiene el nombre de una canción de The Beatles . Su preferida siempre fue Yesterday , aunque dice que Help! siempre le ayudó a pasar buenos momentos. Dejemos el ingenio a un lado. Para eso ya están los lobbys editoriales. Los escritores tienen, en su mayoría un gran problema de ego. No lo saben, pero su mierda tiene el olor universal de la mierda. La literatura es hoy víctima del marketing. El marketing es una chapa clavada en la solapa de una chaqueta. Hoy, Góngora sería un punki de categoría y Quevedo , probablemente, el mejor "perfopoeta" del mundo. Desconfío de los eruditos que van construyendo analfabetos allá por donde imparten un taller de escritura. Sí, he dicho construir y no crear, para crear hay que ser sumamente inteligente, para construir solo hace falta terreno y dinero. Solo eso. Admiren los paisajes que encontrarán tras las ventanas. Más allá de los descampados.

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